Entierro sin sacerdorte en Santa Comba
El párroco anunció que no iba a acompañar el féretro porque la familia quiso emplear un nicho que no le correspondía
"Si pensáramos un poco más en la realidad de la muerte...". Nunca una frase, desgraciadamente, tuvo más vigencia en Santa Comba, y salió ayer de los labios del párroco local durante el funeral de Celia Suárez Pazos, fallecida con 57 años. Hasta aquí, normalidad, triste, pero sin sobresaltos. El problema llegó al final de la Eucaristía, cuando el sacerdote transmitía que "legalmente no puedo acompañarlos -respecto al entierro propiamente dicho-, porque la familia quiso emplear un nicho que no le corresponde", zanjaba, no sin antes remarcar que "me gustaría acompañarlos, pero no puedo". Se refería a uno de los cien nichos que están pendientes de juicio porque sus promotores se niegan a abonar la totalidad del importe hasta que se ejecute la obra según lo acordado. ¿Solución? Los propios xalleiros optaron por dar sepultura a Celia.
Así, y con una iglesia abarrotada, nada anticipaba un remate tan peculiar para el último adiós a esta xalleira, que deja viudo y dos hijos. Sin embargo, las declaraciones del cura ya dejaban pasmado a buena parte del auditorio. Y desde la parroquial hasta el camposanto (unas decenas de metros) comentarios en batería: desde aquellos que abogaban por buscar otro pastor para su iglesia hasta los que calificaban de "incrible" y "gañas de marear a perdiz" lo que acababan de escuchar.
La polémica, de cualquier modo, arrancaba horas antes. Así, según los portavoces de la Asociación de afectados pola ampliación do cementerio de Santa Comba, "o constructor dos nichos chamoulle aos da funeraria para decirlles que non podían soterrar a esta muller, e o crego púxose en contacto con Manuel, o viudo, para informarlle que non pensaba participar nesta última parte da ceremonia; Manuel, sen embargo, deixoulles claro que a súa muller quería descansar alí, e ía facerse así", apuntaban a este diario.
Y, una vez a pie del panteón 159, eran los propios allegados de Celia y miembros de la asociación los que introducían el ataúd y animaban a rezar "un painoso e unha avemaría, porque Deus non entende destes problemas mundanos", argüía uno de ellos. La frustración del momento, incluso, sustituyó las habituales escenas de duelo que se suelen vivir en esta clase de ceremonias por decenas de puños apretados.
mmanteiga@elcorreogallego.es
con todos mis respetos a los afectados de esta lamentable y ruín historia, traigo esto a mi blog porque me anima a cumplir una de las máximas ilusiones de mi vida. sí tal vez os pueda parecer banal, pero a mí una de las cosas que mas me gustaría hacer antes de palmar, es darle unas hostias a un cura.
20.1.10
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Yo quiero que a tí te den una columnita, Sr.B...
Decía un Anarquista que con las tripas del último cura colgaremos al último militar...
... si tú le das las hostias, yo lo bendigo
Publicar un comentario