17.1.12

MANUEL FRAGA, UN FRANQUISTA

EXTRAIDO DEL DIARIO PUBLICO, ARTICULO DE JUAN CARLOS MONEDERO

Lástima que los jueces argentinos no hayan tenido tiempo de juzgar a quien tanto hizo por la dictadura en España. Lo que nos hubiera gustado juzgarte por cómplice de genocidio. Te vas entre ruinas. Las de los tuyos. Las de la España que nos has legado. Incluso con mayoría absoluta. La ruina que construiste toda tu vida. Una ruina que medimos con parámetros de democracia. Otros te miden con reglas de dictadura. Y te ven grande.

Hoy, cuando siguen muriéndose en el anonimato españoles y españolas que se jugaron todo por defender la democracia, tú eres el ensalzado. Y eso nos obliga a recordar quien en verdad eras. ¿A quién no le pesa tu apoyo decidido a la dictadura cuando valora tu persona? Te defienden asesinos con los que tienes un aire de familia (¿cuántas sentencias de muerte firmaste en los gobiernos de Franco?). O hijos de asesinos. Quizá también algún despistado. Imbéciles nunca han faltado. Aunque el grueso de tu recuerdo viene de tus comilitones de la guerra civil. Matasteis mucho. Como para olvidaros.
Estás a la altura de tu adorado Franco, de tu respetado Pinochet (¡cómo te moviste para que Garzón no lo juzgara!), de Videla. Te pusiste al lado de la escoria del siglo XX. Nos hubiera gustado verte encarcelado, juzgado, acusado. Arrepentido no, porque siempre despreciaste a los demócratas. Tú eres de los que no se arrepienten. Tanto odiabas. A las mujeres a las que rapaste la cabeza por que siempre fuiste muy hombre, a los militantes a los que contribuiste a asesinar, a la gente honrada a la que insultaste incluso después de muertos. Tú justificaste el asesinato de Grimau. Todo un padre de la Constitución celebrando el asesinato extrajudicial de un tipo cuyo delito fue defender la democracia. Qué lástima que no haya vida después de la muerte para que te cobren tanta infamia. Aunque quitarais todos los recuerdos de la Dirección General de Seguridad de la Puerta del Sol la memoria es perseverante. Ahí mismo, en Sol, está la memoria de los que ayudaste a asesinar.
Te mueres pero no olvidamos. Te va a acompañar siempre nuestra memoria. Como cómplice de asesinos. Como franquista. Como arrogante. La calle era tuya. Nuestro es el desprecio. Dijiste que había que reprimir con mano dura en Vitoria. Y llenaste Vitoria de muertos. Cuánta muerte te ha acompañado siempre.
Pero no creas que nos quitas sosiego. No vamos a pensarte mucho. Sólo hoy, que te querrán ensalzar. Nosotros, hoy, en cambio, agradecemos a los que lucharon por la democracia. A los que tú asesinaste. A los que quisiste condenar al olvido. A los que encarcelaste, golpeaste, espiaste. En Alemania, cuando cayó el comunismo, todo el mundo pudo ver sus archivos policiales. Aquí no nos dejan hacerlo. Saldrías mucho en esos papeles. Persiguiendo demócratas. ¿Te tenemos que recordar como un padre de la patria?
Estas palabras son para que nadie se engañe. Cuando los mercenarios te ensalcen, nosotros dejamos claro nuestro desprecio por todo el daño que hiciste. La democracia no debe celebrar a los que han luchado contra la democracia. Aunque haya que recordarlo precisamente hoy, que te empeñas en marcharte haciendo ruido.
Toda muerte es una derrota. Incluso la tuya. No me alegro de que hayas muerto.
Pero no nos engañamos. Ha muerto un aprovechado cuyo principal interés fue él mismo, un autoritario, un arrogante, un fascista. Alguien al que le debemos buena parte de lo peor de la Constitución, lo que la hace menos democrática (el papel del ejército, la monarquía, el sistema electoral, el catolicismo, el apoyo a la escuela privada…). Y si por ti fuera, no hubiéramos tenido ni divorcio ni las mujeres derecho alguno.

Que tu dios te recoja y te pida cuentas. Por cada inocente que humillaste, por cada demócrata que mancillaste, por cada persona honrada que insultaste. Que te dure la eternidad el pago por tu vida haciendo daño.
Nos vamos a acordar de todo el dolor que causaste. ¿Que embridaste a la derecha? Es decir, tenemos que estaros agradecidos porque decidisteis seguir mandando también en la democracia.
Veo sonreír a las mujeres de los mineros a las que cortaste el pelo para humillarlas…Te tienen lástima. Incluso después de muerto.
Porque somos mucho mejores que vosotros.
Que la tierra te sea leve.
Mucho más de lo que nunca nos deseaste.
Y gracias por recordarnos que tenemos que seguir peleando. ¿Qué democracia vamos a tener mientras siga este relato de la Transición que confunde los papeles?

Nuestro recuerdo, sólo para los demócratas.

5.1.12

DIARIO PUBLICO

ESCRITO POR JUAN CARLOS MONEDERO en PUBLICO.

A los trabajadores del diario Público. A los que confiaron en un medio crítico. A todo los que hicieron su parte en este proyecto



El pensamiento crítico destaca por saber buscar las razones objetivas de lo mal que nos va. Y no es un error hacerlo. Cuando Lenin escribió “La revolución proletaria y el renegado Kautsky”, en 1920, dejó claro que el Poder (con mayúsculas) va más allá del aparato del Estado y ocupa todos los rincones, nacionales e internacionales, donde se perpetúan los grupos privilegiados y se hace todo lo posible y lo imposible para que las alternativas cuajen. Eso nos permite entender que, nieve o haga un sol de justicia, ahí están, incólumes, los medios que defienden el statu quo nacional o internacional. En España, contra viento y marea, no se mueven La Razón o La Gaceta, El diario de Sevilla o el Heraldo de Zaragoza, y también El país o El mundo, todos con pérdidas, todos aguantando con sus financistas bien firmes. El capital siempre sabe, en última instancia, dónde poner los puntales para sostener su edificio. Para los pueblos calculan a corto plazo. Para ellos, se dan más perspectiva.

Pero ¿qué hay de la izquierda? ¿Asume cada cual su parte de responsabilidad? En primer lugar, nunca termina de saber utilizar lo público de una manera diferente a lo que marca el funcionamiento heredado del Estado. En segundo lugar, nunca sabe librarse de los cortesanos que pudren el cesto vestidos de rojo, que terminan por debilitar la mística, haciendo que los generosos se vean como pendejos. En tercer lugar, suele confundir su frustración con el derecho a exponer cualquier argumento, convirtiendo la política en religión y haciendo más fácil la construcción de sectas que la suma de voluntades. Siempre hay alguien más a tu izquierda, incapaz de levantar ningún proyecto pero, eso sí, lleno de ira bendita y profundas razones que justifican la inacción y la resignación. Pesan los siglos de cristianismo.

Por último, pero no lo menos importante, está lo que aquí y ahora nos convoca ante el anuncio de la posible desaparición del diario Público: LA IZQUIERDA NO ES CAPAZ DE SOSTENER SUS PROPIOS REFERENTES DE IZQUIERDA, PENSANDO QUE SU FINANCIACIÓN VIENE DEL CIELO. Y si la izquierda no está dispuesta a sufragar sus medios, sus editoriales, su cine, su poesía ¿quién lo va a hacer? ¿Acaso la derecha, los banqueros, el FMI o el BCE? Dense una vuelta por el Corte Inglés y verán los estantes llenos de libros revisionistas dictados por los turiferios de Intereconomía. No los compra mucha gente, pero da lo mismo: ahí están, normalizando el discurso. Y lo mismo ocurre con los canales de la TDT madrileña, las ONG que no quieren cambiar ni una coma del guión neoliberal, las revistas reaccionarias, los seminarios de profesores deudores de Viriato y Von Hayek…

Como dijo Tucídides: “descansad o sed libres”. Hoy, en cualquier caso, como siempre que se pierde un referente de la izquierda en los medios de comunicación, somos un poco menos libres. España sigue teniendo un tufo franquista escondido en sus ropajes de nuevo rico. Un país que se dice de izquierdas pero deja campar a sus anchas a la derecha. Incapaz de rascarse el bolsillo para algo que no sea caritativo, incapaz de hacer suscripciones políticas, compras ideológicas, anuncios de apoyo. Una izquierda tutelada que sigue pensando que alguien se ocupa por ti de las cosas relevantes.

De ahí la grandeza potencial del 15-M. Sólo en ese impulso parece estar la dinamita que derrumbe el viejo edificio nacional-católico, indolente, servil, obsequioso con el poder y arrogante con el débil. Porque ni los partidos de izquierda, ni los sindicatos, ni los movimientos sociales, ni los intelectuales críticos, ni los empresarios progresistas parecen interesados en sostener una mirada diferente en el castrado panorama mediático español. Quizá sea tiempo de aprender de otras experiencias, como la del diario cooperativo mexicano La Jornada, y atrevernos a hacernos cargo de nuestras propias responsabilidades. Aunque sea pidiéndoles que nos ayuden.

Hoy somos un poco más pobres. Un buen día para una pregunta ¿y tú qué hiciste para evitarlo?

4.1.12

WALL STREET


...también está todo este simulacro de democracia,
la pantomima de las elecciones generales.
y finalmente la tumba fría con una inscripción para cada uno;
AQUÍ YACE UN CIUDADANO AL QUE JAMÁS LE OCURRIO NADA.