A medio camino entre tom Waits y el pop más comercial, entre la cacharrería de mi madre al cocinar para toda la familia y la sutileza de la nueva cocina higienísima, entre las letanías del rosario y el ruido de los ascensores, entre la vieja vanguardia y lo moderno revivido, está esta chica delicada y sentimental que ni canta ni deja de cantar. Pedaleando por Oslo mientras arrastra una cuerda de latas para pescar una canción abandonada en mitad de la calle, y pulirla hasta desgastarla y tallarla hasta deshacerla.Cada vez que la escucho se me llenan los oídos árboles de lata y cristales helados y la casa de objetos polvorientos y desordenados. Si no fuera por que me fascina la aborrecería.
6 comentarios:
no es por incordiar, pero se le echaba mucho de menos con su afilado teclear dando siempre en el centro de la diana y claro,sabiendo de su fino olfato musical se tiene muy en cuenta la reseña...
saludos
No sé quién dijo que las pasiones (con mayúsculas o con minúsculas) son contradictorias...si no lo dijo nadie, lo digo yo.
Me encantó leerle, Sr. Bandini.
Que bueno leerte de nuevo, como siempre tan acertivo...
Besos, desde este heladisimo Santiago... Que si no fuera por el frío, ya hubiera olvidado mis pies.
Tomamos nota da suxerencia, que sejuro que merece a pena.
Falando doutra cousa, o teu blog visualizase ben non Firefox, pero mal no Explorer. Aparece arriba a barra lateral, e debaixo dela as entradas...
Sin conocernos más que por letras, gracias por todo, por tus ánimos y tus sugerencias.
Bicos
Y yo cuando te leo se me llenan los ojos de paisajes con barquitos de papel, de carreteras y gafas de sol, de criterio y memoria, de... ni me acuerdo cuántas cosas más.
Y siempre es un placer
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