En Hiroshima crecen rosas rojas en los jardines que poliniza el viento,y en las ventanas por las que asoma el mundo.
Crecen para que sepas que es posible
para que recordemos que puede ser mejor y no lo olvidemos cuando
cualquier día, al levantarte de cama, se te caigan al suelo los entresijos
las contrariedades, la baba sucia, y te veas esparcido
como un despojo y no sepas por dónde empezar a ordenarte.
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Yo puedo aseguraros que tuve entre mis uñas tierra enferma de Hiroshima.
Me lavé pulcramente, meticulosamente. Durante días, durante años
en el agua de los cadáveres que miles purificaron antes que yo.
El agua de la vida, que es como una piedra dura y afilada.
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Mi padre quedó retratado en mis manos que sostienen el mundo. Que se cae.
Que sostienen el mundo.
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Cuando vienen a buscarte llenos de ruido, rebosando, y el ruido es sucio y chorrea por las paredes
chorrea desde tus manos, desde tu cuerpo a las cosas que tocas y conformas
y quedas atrapado como un insecto en el engrudo y ya nada se mueve mas que dentro
y dentro es un eco que no encuentra paredes donde pronunciarse líneas donde escribir,
sino la angustia como una esencia destilada e inasible.
Cuando vienen saben tu nombre y dónde estás y por qué vienen, tú no puedes esconderte aunque sólo quede de ti un leve recuerdo.
No cabes en ninguna disculpa.
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Le di nombre a mi hijo y en el mismo instante una tumba fría.
Y donde sembré el amor sembré también la miseria.
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Tú eres el edificio.
La luz de las velas sobre el rito.
Tú el sagrado fundamento. Eres el origen.
Tú eres mi única oración posible.
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Bajo el limo radiactivo brotas incólume. Como una flor silvestre sin necesidad de primavera.
Una y otra vez para los incrédulos,
los tristes,
los indiferentes,
los pusilánimes,
los exangües,
los callados,
los tímidos,
los mutilados,
los absortos,
los livianos,
los cansados,
los introspectivos, ciegos y torpes y desaliñados. Para todos los que como yo quedaron atrapados en una espina envenenada por la luz.
Y también para los resucitados.
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Dia sexto mes octavo año de 1945.
34°23′07″N 132°27′19″E.
8:16:15.AM. 50.000.000ºC. Yo.
¡Esperma mi corazón sin pecho!.
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La ciudad asolada que arrastro
en la que hasta los segundos se incendiaron y gotearon después a lo largo del tiempo
como cucarachas infectas,
ese agujero aparecido de pronto y de la nada
ese cadáver pequeño perplejo, ¿de dónde viene?, ¿desde cuando?.
Escucha como aprende a hablar, como nace incluso la muerte dolorosamente,
como viven en la ruinas los reyes de las casas.
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Todos queríamos una vida mejor. Hiroshima.
Y veo pasar al niño en bicicleta
cargando con su infancia, su alegría y su pulcritud,
y a la joven que camina por la acera dejando tras de si un reguero
de vida soñada,
y al viejo meditabundo que no consigue recordar cómo llegó aquí.
Y sin segundo siguiente.
Para crecer, para vivir, para morir.
Ya se pasa ya se está pasando.
De mi corazón de madera extraigo un cálculo exacto
y se arremolinan por miles las beatas
los exégetas
los hermeneutas, a ungir sus pecados en el borbotón
y con las puntas de sus lenguas los delectan para dar Fe.
He visto los mejores cerebros de mi generación brillar. Hiroshima.
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Para deshacerse de los cadáveres se levantaron monumentos
memoriales,
parques con fuentes llenas de carpas
donde los niños golpean las puertas del mundo sin el más mínimo resultado.
Para deshacerse de los cadáveres se erigieron instituciones
vacías,
silenciosos pasillos omitidos
ventanillas estériles donde el silencio se interroga minuciosamente.
Caen hojas muertas al suelo, llevan el estruendo de la vida.
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Sé que tú no podrás recordarlo pero hubo un tiempo en que yo
quise cambiar el mundo. Quería una vida mejor.
No una casa más grande ni un coche nuevo sino una vida mejor.
Todo esto no puedo contártelo, tendrás que suponerlo.
Someday you¨ll find
Everything you¨re looking for.
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De mis mayores heredé un perro moribundo y una maleta llena de dinero.
Para el perro cabe un hoyo profundo en la huerta
y para la maleta también. Un hoyo profundo a prueba de corazones.
Hagamos una guerra radiante y generosa, que no quede nadie vivo
que no quede nadie en su sano juicio
que no quede nadie en la retaguardia cuidando de las ruinas,
hagamos una guerra que dure como el amor, un poco, casi nada,
una migaja, un escrúpulo. Una millonésima parte de segundo derretida
entre antes y después. Un fragmento en el que quepa, todo lo que seremos.
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Tienes el mundo entero para estar solo,
el amor para envenenarte, la luz para quedarte ciego,
¿qué más quieres de mí?.
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Cuántas veces ha estallado a nuestro alrededor
y ni le hemos prestado atención. Porque tú te creías a salvo,
te creías indemne y unas flores eran suficiente.
Cuántas veces silenciosa, privada, particular. Restringida. Delimitada.
Cuántas veces pasó por delante de tu puerta ¿dime?, mientras tú
barrías para la calle las sobras de tu abundancia. Tintineante. Insensata.
Y sin levantar la vista no fue para ti más que una sombra fugaz
entre el sol y tú.
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Fuiste creada del barro a nuestra imagen y semejanza.
Y el verbo se hizo fórmula.
Y la fórmula metal. Y reinó entre los nombre propios,
la matemática.
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Cincuenta millones de grados centígrados dentro de mi cabeza,
vapor y lluvia negra, los restos del día.
Ningún día más. El día más largo del mundo…
….llegando hasta hoy. 15 de Abril de dos mil nueve,
seis de Agosto del cuarenta y cinco
cincuenta millones de grados centígrados dentro de mi cabeza
sobre el mundo, la tabacalera, el burdel, el pequeño bastardo
el hombre gordo, el hijo pródigo, el joven guitarrista, el regalo de
cumpleaños, la peluquería, el fumador en estado terminal, la canción de amor
la mitad del verano, los caracoles al sol.
El sol que es una bola minúscula y fría, que apenas da para encender una colilla,
que apenas alcanza a iluminar el punto de las íes,
que apenas merece la cuenca de un ojo vacío,
que apenas es un sol, ni un nada , sino un falso ídolo. Un falso ídolo.
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Aquí yace la historia, llena de cajones y ataúdes.
Aquí yace el silencio, enredadera de deseos.
Aquí yace la esperanza, en su esqueleto mondo.
Aquí yace la ilusión, en su más delicada infancia.
Aquí yace la alegría, místico pan de los pobres.
Aquí yace el futuro, espíritu corrompido por los días.
Aquí yace el hombre, muerto a manos del hombre.
Aquí yace el hijo, aplastado por el padre.
Aquí yacemos inmortalizados en un gesto prosaico y cotidiano
arrojados a la muerte… y un descuido nos hará brotar.
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La llave que nos encerró en el cementerio.
El agua bautismal.
La ceniza que poliniza las tumbas.
El parturiente llanto inverso de los sepulcros.
El inhóspito umbral de los quirófanos.
El azul que un día fue nuestras paredes.
La fe mezquina del materialista.
La gota que colma la gota anterior.
El alimento que sustenta al hambre……
…my god, what have we done?
I was born in Santiago in 1969.
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No es como cuando baja la marea y sólo debes sentarte a esperar
que el agua regrese.
Aquí hasta el más insignificante atisbo de vida resistente
ha de perder toda esperanza.
NOTA: si se escucha atentamente en Hiroshima se puede escuchar un poco de Neil Young, Los Reyes del KO, Allen Ginsberg, Jose Angel Valente y Kazuo Ishiguro.
