1.4.06

CAGARME EN CRISTO


No deseo pisar el paraíso, no es una democracia. Ni asaltar ningún castillo para raptar a la princesa prometida aunque que sea la más bella y hable catalán. No creo en la tierra prometida ni en los pastores eléctricos. Más bien me gustaría que algún diablo escéptico me susurrase al oído algo que todavía no sé. Y que lo hiciera pronto. Porque últimamente entre nube y nube me cabrean todos los abre-fáciles se me olvida la combinación de la caja fuerte donde guardo el segundo apellido y vivo absurdo en un rumbo sin coordenadas. A mis erecciones, además, no asiste público femenino.
Tengo miedo de haber perdido el talento de no haberlo tenido nunca de haberlo confundido con otra cosa, miedo a este dolor en los cojones cuando me los aprietas contra tu corazón erecto whole lotta love-sístole-diástole.
En estos tiempos en que la madre patria está por encima de todas las cosas y Dios está por encima de todas las cosas y el dinero está por encima de todas las cosas,
yo no tengo miedo a los fantasmas por el día ni miedo a dios por la noche,
en estos tiempos en que los fantasmas están por encima de todas las cosas.
Tengo miedo a las opiniones que son veredictos, a las luces de los faros cuando ya no quedan barcos que salvar ni puertos que valgan la pena.
Cuando sea viejo y maleducado, escribiré una novela pornográfica para los amigos y pondré una percha a la entrada de casa donde os olvidéis los sombreros. Y cuando paséis a ver cómo sigue la salud de mi aburrimiento, tendré una silla preparada para que podáis fanfarronear sobre vuestras conquistas mientras yo disimulo. Y a la chicas, a las chicas le meteré la mano entre los muslos. Y así seré por fin yo.
Pero ahora que aún soy tan joven como quisiera haber sido, me gustaría salir a beber un poco. Salir a beber un poco.
O dar un puñetazo en la pared.
O cagarme en Cristo. Aunque tal vez pueda aguantar un poco más ahora que empieza la temporada de pimientos de Padrón y los vuelos baratos, ahora que por fin está editado todo Bohumil Hrabal a un precio razonable y hay quien lo pasa peor que yo sólo para reconfortarme.
Además, ¿quién soy yo?. Un Fiat gris en medio del atasco. El abonado 19525 de la piscina municipal. Un “ descanse en paz” cuando me muera. Un pobre diablo nacido fuera del mapa de los demás. Un Robinsón sin patria ni bandera. Un Dominguero asido al mástil blaugrana …¡dios salve a Ronaldinho!.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Vaia home, tiñas que ser do Barça, ninguén é perfecto.

Anónimo dijo...

Vaia home, tiñas que ser do Barça, ninguén é perfecto.
(perdoa o usuario anónimo son eu)

Scanix O Celta dijo...

Salve al rey del fuchibol
Y salve a ti que has vuelto, te echaba de menos.

Anónimo dijo...

Enjoyed a lot! » » »